Como os iba diciendo en Todo es croquetable I mientras cocino pienso mucho y bueno, me gusta extrapolar, comparar, analizar, observar…
Así que, vamos a ver los dos polos extremos del mundo de la croqueta y luego podemos pensar minutos, semanas, años o no pensar nada que es super mainstream. Ten en cuenta una cosa, entre estos dos extremos hay infinitos mundos.
CROQUETAS CONGELADAS
Tengo mucha prisa pero ni sé hacer croquetas ni jamás me he preocupado de aprender ni tendré en la vida el rato necesario para hacerlas. Pero es claro, quiero croquetas. Me voy al super corriendo que tengo dos mil cosas más importantes que hacer que comer bien y, me compro un paquetito de croquetas congeladas listas para freír. Corro a casa, pongo aceite a calentar a lo bestia porque tengo prisa y mucha hambre. Hago cosas todo el rato de aquí para allá y, cuando miro el aceite está humeando y me asusto y echo todas las croquetas a lo ¡banzai! Saltan, me quemo, me cago en la… ¡Uf! ¡qué negras se me están poniendo! Las saco como puedo, no se me ha ocurrido poner papel para escurrirlas, se me aplastan y quedan llenas de aceite. No puedo esperar más, me las como a lo kamikaze, me vuelvo a quemar, algunas se han quedado congeladas por dentro, jó pues no están muy buenas pero qué ganas tenía, como las de mi madre ningunas, podía aprender… Alka Seltzer a mansalva y a otra cosa mariposa.
CROQUETAS CASERAS
Hacer unas croquetas caseras es un acto de amor hacia una misma y hacia los demás que se las van a comer. Si has leído en cocinalibreysefeliz.com la receta y has visto los ingredientes, comprobarás que es todo más sencillo y natural que lo que pone en ésa foto de arriba. Tu madre o tu abuela o un profe, te enseñaron a hacer croquetas, sabes que se tarda un día en hacerlas pero no te importa tomarte la molestia porque bueno, te gusta cocinar, te preocupa la alimentación, dispones del tiempo aunque se lo robes a otras cosas y, porque sabes que el tiempo de cocina es tiempo aprovechado. Las croquetas caseras, por supuesto, salen perfectas, aunque se te exploten, aunque la bechamel esté espesa, aunque te hayan quedado un poquito sosas porque, ya lo sabes para la próxima vez que las hagas, vas a mejorarlas y a hacerlas de más cosas que ahorra mismo se te están ya ocurriendo en epifanía croquetil.